Las enfermedades estomatológicas más frecuentes son la caries y la gingivitis. El mejor modo de prevenirlas es con una buena higiene bucodental y con revisiones periódicas al odontólogo o al estomatólogo.
También es relevante el control de la ingesta de determinados alimentos, especialmente aquellos que tienen un alto potencial cariogénico: azúcares como la sacarosa o la glucosa. Una buena higiene comienza por un correcto cepillado, que conviene realizar justo después de cada comida, ingesta de bebidas, especialmente las azucaradas y carbonatadas, de golosinas o aperitivos, o de cualquier alimento.
El cepillado más importante, y el que no debe faltar, es el de después de la cena o de la última ingesta antes de dormir. El cepillado de los dientes elimina la placa bacteriana y otros residuos de alimentos de las caras externas e internas y de masticación de los dientes. Se recomienda también limpiar el espacio interproximal con seda dental, al menos una vez al día. Hay llagas que pueden remediarse realizando enjuagues de agua con sal. En caso de observar alguna anomalía hay que acudir al especialista.
La higiene bucodental es la parte de la higiene orientada a la prevención de enfermedades gingivo-dentales.